Al fin su arreglo quedó
excelente. Ahora le falta el maquillaje. Estefanía abre un baúl plateado, saca
20 colores de sombras y elige las más oscuras. Colorea sus párpados no solo de
negro sino también con un toque de rojo. Luego se pinta los labios y se pone
colorete en las mejillas. El traje está listo, colgado en un armador bajo una
funda negra. Nadie lo puede ver porque es sorpresa para cuando ella salga a la
pista. El Campeonato Nacional de Baile empieza a las 15:00 y los deportistas
deben llegar una hora antes. No hay más tiempo, es momento de salir.
Estefanía Pérez Luna ha
bailado desde hace siete años. Toda su vida ha sido deportista. Empezó
practicando gimnasia rítmica, atletismo, básquet, fútbol y otros deportes que
hoy, la han convertido en campeona nacional. “Su sueño y su felicidad es el
baile”, dice su madre después de contar todos sus triunfos.
Comenzó bailando salsa.
El entrenador le recomendó que entrara al grupo de baile deportivo para ver
cómo le iba. Desde ahí, Estefanía no ha dejado de ganar los primeros lugares en
competencias nacionales e internacionales. La primera medalla que ganó fue en
el 2006, cuando apenas empezaba a compartir pista con bailarines
internacionales en Colombia. Fue ahí cuando se llevó el quinto lugar en bailes
europeos.
“Al principio ella se
iba a bailar por hobby, por estar con las amigas o por ver a los chicos.
Después, el profesor se dio cuenta que tenia buena técnica y que se movía bien.
La pulió, y ahora es una gran bailarina y el orgullo no solo de la familia sino
del Ecuador”, comenta una de sus mejores amigas.
Daniel Camacho ha sido
su pareja de baile durante cinco años. En el 2007 fueron campeones nacionales
en la categoría de ritmos latinos y estándar. Después de tres años viajaron a
España para prepararse con grandes profesionales de este deporte, compitieron
por primera vez en Europa y ganaron el quinto lugar de 90 participantes. Su
experiencia se incrementó y en el 2011, una vez más, quedaron campeones
nacionales y fueron la pareja escogida para ir al mundial de baile deportivo en
Austria.
Diana Torres, amiga muy
cercana a Estefanía, comenta que “muchas veces ha dejado en alto el nombre del
país. Da todo de ella cuando está en la pista. ¡Es un orgullo ecuatoriano!”
Estefanía dice que ha
entrenado en varias academias, Cinnamon e Infinity son las más significativas
en su crecimiento profesional.
Las propuestas de
trabajo no le han faltado. Vizú, Urban y Laska son las escuelas de baile con
las que más contratos a firmado.
Para poder viajar al
mundial se prepararon varios meses. Los representantes del Ministerio del
Deporte eran los encargados de cubrir los gastos que esta pareja iba a tener en
Austria pero las cosas fueron muy difíciles. Tuvieron muchos problemas en
recibir los pasajes. “Me molesta que en este país solo brinden apoyo a los
deportes típicos como el futbol, el básquet, la natación etc. Las cosas no
deberían ser así, todos merecemos igualdad”, dice Estefanía.
Se acerca la hora y
ella tiene que salir a la pista. Está con una bata negra que le tapa el cuerpo
hasta las rodillas. Tiene fe en que va a ganar esta competencia y que una vez
más será seleccionada para ir al mundial del siguiente año.
Su familia, amigos y
conocidos le apoyan, le hacen barras, “Estefy y Daniel”, repite la multitud.
El padre de Estefanía
dice que ella es una persona sencilla, explosiva pero respetuosa y responsable.
“Para un padre no hay hijo malo, mi hija es una bailarina espléndida e increíble
y gracias a su confianza en sí mismo ha llegado lejos. Lamentablemente en este
medio la envidia es inmensa, cuando a uno le ven triunfando le tratan de
perjudicar y eso es algo que Estefy ha logrado superar”.
Hoy, después de un
largo viaje por Europa, Estefanía y Daniel vuelven con más medallas. En el
“Open WDSF” quedaron en el puesto 38 de 83 parejas, la mayoría, rusas. En
Francia se ganaron el quinto lugar y en el mundial obtuvieron el puesto 65 de
90 parejas de todo el mundo.
“Ha trabajado mucho
para llegar a donde está, hasta dejó sus estudios por lograr sus sueños”,
comenta Patricia, mamá de Estefanía.
Al momento de nombrar
sus defectos, todos coinciden en uno: el mal genio. Su hermana, Doménica, dice
que Estefy se enoja con facilidad. Por otra parte, su madre cuenta que es una
persona enamoradiza y confianzuda. “Siempre da todo de ella en una amistad y a
veces la gente abusa de eso pero creo que es parte de la madurez”.
Después de una gran
trayectoria como bailarina, Estefanía Pérez sigue triunfando. Ahora, está
compitiendo para quedar campeona nacional del 2012, sus amigos creen que es la
mejor bailarina de las cuatro parejas que están en la pista.
Aunque sus padres dicen
que no existe apoyo económico por parte de la Federación Ecuatoriana de Baile
Deportivo, ellos siempre le apoyan y cada vez que pueden le acompañan a las
competencias internacionales. “A pesar de las injusticias y la falta de ética
de algunos jueces, Estefanía y Daniel tienen el ranking más alto de Ecuador y
Sudamérica. Se ubican en el puesto 450 de casi 1.000 parejas”, dice Patricia y
finaliza la conversación con que “los jueces deben aprender a separar la
amistad de lo profesional y no regalar los mejores lugares a quienes no se lo
merecen”.
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